Por Reynaldo Soto
No hay tirano más despiadado y cruel que el populacho. No hay juez más implacable, inquisidor más rígido ni más brutal verdugo. ¿Quién si no él condenó a muerte a Jesucristo, prefiriendo salvar en su lugar la vida de un ladrón y asesino, como asegura la tradición cristiana?
Monday, April 7, 2008
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