
Por Mónica Rodríguez
No es fácil hacer un análisis de una problemática como la de las guerrillas de las FARC en Colombia, en unas cuantas horas de discusión a través de un programa de radio, después de que esta situación lleva más de cincuenta anos generando una zozobra permanente en los habitantes de ese país.
Para quienes lo vivimos en carne propia, no es tan sencillo abordar el tema; cómo será para aquellos que no son colombianos y que si bien es cierto están informados por las noticias que leen en periódicos o escuchan en la radio o ven en televisión; resulta complicado que puedan dar una opinión certera sobre el problema. En esto, nadie tiene la verdad absoluta, ya que existen diferentes puntos de vista de acuerdo al ángulo con el que se analice el tema, es algo muy subjetivo.
Me atrevo como colombiana, quien durante mas de 20 años conoció las distintas caras de la moneda, tanto el actuar de los guerrilleros como el de los militares y aun el del propio Gobierno, los políticos y otros grupos de la sociedad; así como de la comunidad internacional, expresar mi punto de vista sobre esta situación esperando aporte a muchos de ustedes, sobre lo que pasa en mi país.
“¿Qué ser humano ciudadano o no, no ve con buenos ojos la paz en una nación, en este caso Colombia”?
Por supuesto que a todos nos interesa, pero de ahí a que se logre, muy difícil; sobretodo porque hay muchos intereses detrás de la guerra, sobretodo con una guerrilla que no tiene ideales sino que es “narcoguerrilla”.
Por un lado, los gobiernos de los países industrializados y grandes potencias, a quienes les conviene sostener guerras en países del tercer mundo como Colombia, para poder entrar a negociar políticamente con los gobernantes, disputándose la ayuda no gratis que pueden ofrecer que puede ser en armamento, tecnología, dinero, pie de fuerza etc., a cambio de lograr controlar o influenciar, generar temor entre la población o ganar simpatía sobre sus esfuerzos de buena voluntad.
Unos se dicen de izquierda, otros de derecha, pero todos son iguales y van tras lo mismo dominio y control.
Los que se dicen abanderados de los derechos humanos y Amnistía Internacional han demostrado que simpatizan con la guerrilla como algunos Gobiernos Europeos (Francia) y países como Venezuela y Cuba y otros se colocan del lado de los gobiernos como Estados Unidos.
Me acuerdo una vez que un presidente colombiano, que por razones de seguridad no puedo revelar su nombre, tuvo en sus manos la posibilidad de acabar con la guerrilla de las FARC, porque el ejército tenía cercados a sus comandantes y a ultima hora dio la orden de que la tropa se retirara de la zona, dejando a un ejercito desmoralizado.
Fue la única vez que los militares colombianos, estuvieron más cerca de acabar con este problema de una vez por todas. Después de ese día, no se ha presentado una oportunidad igual, ha sido muy difícil, porque los frentes guerrilleros han crecido y se han esparcido por las zonas selváticas del país, a través de las cordilleras, en un clima muy inhóspito, para adelantar operaciones de guerra.
Luego de este infortunado incidente, algunos periodistas nos enteramos de que detrás de la decisión presidencial, estaba el negocio de la droga y de las armas, donde estaban involucrados otros gobiernos.
Sobre este tema como factor desestabilizador y negocio lucrativo que impide que la guerra se acabe así como una revisión a los actores internos del conflicto me referiré en próximas entregas.
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